segunda-feira, 4 de abril de 2011

El Oporto se proclama campeón en casa del enemigo

El Oporto se proclamó campeón de la liga portuguesa tras ganar en casa del eterno rival, el Benfica (1-2), y hacer que la distancia con los lisboetas, a falta de cinco jornadas para el final, sea inalcanzable. Los de André Villas Boas lograron su vigésimo quinto título liguero, el séptimo en los diez últimos años, de la manera más dulce posible.
El estadio lisboeta apagó los focos mientras los jugadores del Oporto celebraban el éxito sobre el césped. Era demasiado duro para cualquier aficionado del Benfica. Feo gesto, pero hasta cierto punto entendible.
En el estadio Da Luz, casa del máximo rival, ganando y dejando claro quien es el dominador absoluto del torneo luso. Siete títulos en esta década es una evidencia clara de ello. Nadie dudaba que los de Villas Boas ganarían la Liga Sagres, pero en Lisboa confiaban al menos en no ver la celebración tan de cerca.
Para ello, y a pesar del triunfo de los 'Dragones', el estadio lisboeta apagó los focos mientras los jugadores del Oporto celebraban el éxito sobre el césped. Era demasiado duro para cualquier aficionado del Benfica. Feo gesto, pero hasta cierto punto entendible.
En cuanto al partido, el líder hizo valer su mayor potencial, su gran pegada y su calidad ante un Benfica que no le perdió la cara al partido. Se adelantaron los 'Dragones' gracias a un tanto de Guarín en el que erró de manera clamorosa el español Roberto. De un centro inofensivo hizo el primer tanto del partido tras resbalarle el balón entre los guantes.
El día negro de Roberto
Pero el Benfica reaccionaría ocho minutos después. Tras un penalti más que dudoso, Saviola establecía el empate en el minuto 17. Nueve después, Hulk hacía el segundo para el Oporto, también de penalti.

El partido se convirtió entonces en una preciosa batalla donde el propio Falcao pudo poner tierra de por medio en un mano a mano que definió sin acierto. La insistencia del Benfica se hizo aún más latente cuando Otamendi veía la segunda amarilla y dejaba al Oporto con diez a veinte minutos del final.
Y llegó el asedio local. El Oporto se defendió como pudo y aguantó hasta que a Cardozo se le fue la cabeza. El paraguayo soltó una fea patada y equilibró las fuerzas: diez contra diez. El último susto lo daría Salvio con un disparo al palo con el tiempo ya cumplido. Era el último susto del campeonato para el Oporto, rey indiscutible de Portugal.
in "amarca.es"

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